Jalis de la Serna se encuentra con Laura Martinengui en la universidad pública de Roskilde. Al presentador le llaman la atención las modernas instalaciones del centro y tras hablar con Laura descubre otros aspectos sorprendentes del sistema educativo danés.

Martinengui explica que ha decidido dejar de trabajar y volver a estudiar: "Tuve una escuela de español durante siete años y ahora estoy estudiando biología molecular y química".

Una decisión complicada aunque la gratuidad de la universidad en Dinamarca y las becas para los estudiantes hicieron más fácil para esta alumna dar el paso. Las ayudas para los estudios ascienden a entre 600 y 800 euros y de ahí también se pagan impuestos: "Es una manera de educar y concienciar de que hay que pagar impuestos".

"También recibimos, en caso de solicitarlo, un crédito por estudiante y con estas ayudas y el crédito por estudiante se puede vivir bien hasta acabar la carrera", asegura Laura que además explica que "tienes 10 años para devolver el crédito, una vez que te incorpores al mercado laboral".

Otros momentos destacados

Los trabajadores asumen el pago de impuestos tal y como vemos en el momento en el que una joven firma su primer contrato en Dinamarca y comprueba que su nómina pasa de 6.000 euros brutos a 2.988 netos, tras el pago de impuestos.

El consenso político es clave en un país en el que en 100 años ningún Gobierno ha tenido mayoría, así lo explica en Enviado Especial la exparlamentaria Carolina Maier, que afirma que la mayor preocupación de los ciudadanos es el clima porque el resto de cosas van bien.

La conciliación familiar es una de las partidas en la que repercuten los impuestos y así los padres tienen hasta 12 meses de baja entre los dos, con el 70% del sueldo garantizado por el Estado, para cubrir el primer año de vida del bebé. Además reciben una ayuda hasta que los hijos tienen 18 años, el transporte público es gratis hasta los 15 y la educación es gratuita hasta la universidad.