Bajo estrictas medidas de seguridad, el reportero de Enviado Especial, consigue conocer de primera mano el desarrollo de la industria del litio en Bolivia.

El país andino es consciente del valor de contar con este recurso de manera natural que en los últimos años ha multiplicado por cuatro su precio y actualmente se pagan 20.000 dólares por tonelada de litio.

Bolivia está construyendo una planta de producción a gran escala y Óscar Mamani, jefe de producción, explica que hay muchos países que quieren colaborar: "Las potencias tecnológicas nos van a ayudar a explotar aún más los recursos que tenemos".

"Para nosotros, ser dueños modestamente de más de la mitad del reserva mundial de litio nos da una perspectiva muy alta", asegura Mamani que es consciente de la envergadura de la industria. Y es que, haciendo un símil con Arabia Saudí, se puede decir que Bolivia puede ser un país estratégico en los próximos años dada la cantidad de litio que posee.

Siguiendo la misma ruta que hace siglos recorrieron el oro y la planta y el oro de Potosí encontramos ahora el litio y Jalis de la Serna visita una planta piloto de producción de baterías.

Todo está militarizado, la seguridad es necesaria "para evitar el robo de los equipos, por la confidencialidad y porque se trata de una empresa estratégica nacional" Norka Blanco, jefa de la planta de materiales catódicos, explica como el litio que llega del Salar de Uyuni pasa un proceso complejo hasta convertirse en las baterías de litio que el mundo necesita.

No es lo mismo fabricar la batería para un coche eléctrico que debe durar mucho, que las de un móvil que tendrá una duración de unas ocho horas: "Las propiedades se ajustan de acuerdo al tipo de batería que se va a producir", explica Blanco.

En la planta trabajan 67 personas y todos son bolivianos: "Buscamos la soberanía tecnológica para manejar nuestras propias empresas para ser socios de igual a igual y entender lo que se está haciendo".

Otros momentos destacados

El litio es clave para un sector estratégico y Bolivia protege con grandes medidas de seguridad sus centros de producción: se confirma que el litio es el oro del siglo XXI.

Tras conocer en Bolivia la mayor reserva de litio, Jalis de la Serna viaja a Alemania para conocer algunas de las aplicaciones de este importante metal. La ciudad de Friburgo es un ejemplo para el resto del país: desde 1990 han reducido en un 40% las emisiones de CO2.

También en Alemania, el reportero de Enviado Especial visita un vecindario que genera su propia energía y no depende de las grandes compañías eléctricas. Uno de los inquilinos asegura que la factura de la luz es más baja.

Otro ejemplo de vivienda sostenible es el famoso Heliotropo, un edificio que genera más energía de la que consume, energía que obtiene del sol gracias a un panel gigante que se mueve como un girasol para aprovechar al máximo la luz.

En todos estos casos las baterías de litio tienen gran importancia para almacenar la energía de más que producen, en Berlín existe también un campus que gracias -entre otras cosas- a las baterías de litio de sus autobuses y vehículos eléctricos ha logrado el objetivo de las cero emisiones propuesto par 2050.

Sin embargo Alemania tiene un escollo para lograr una transición energética al 100% y se trata de su dependencia de la energía del carbón que aún supone "el 35% de la energía total producida en todo el país".