"Muy buenas. Quería saber el precio de una pulsera que me ha parecido increíble", se presenta Jalis de la Serna en el interior de una de las tiendas del Zoco del Oro de Dubái. El vendedor le da la pulsera al presentador de Enviado Especial para que la sostenga entre sus manos. "Pesa lo suyo, ¿es de oro?". Efectivamente, es de oro de 18 kilates, con auténticos diamantes y rubíes naturales. Cuesta 145.000 Dirhams, unos 38.000 euros.

Un español que se encuentra en el establecimiento interviene en la conversación. "Lo que pasa que están exentos, todo lo que es joyería, de pagar impuestos. Es decir: oro, diamantes... Todo eso en Dubái no paga". Él es Armando Afonso, bróker del oro. "Yo no compro oro. Yo vendo oro. Yo soy intermediario. Yo estoy en contacto con las minas, yo busco el comprador y la mina le vende directamente a la empresa", explica acerca de su profesión.

El vendedor sigue enseñándole piezas al periodista. "Es de oro blanco, diamantes auténticos y esmeraldas naturales de Zambia". 85.000 euros. "Entre el 20 y el 40% del oro que se comercia en el mundo, se hace aquí", asegura De la Serna. "A lo mejor, te quedas hasta corto. Dubái es la ciudad con más joyerías del mundo. Tiene más de 3.000 joyerías. Puestas en fila son kilómetros", le corrige el bróker.

"Dubái es una ciudad como Madrid, pero en Madrid hay unas 600 joyerías", resume. Armando compra oro en los países productores, sobre todo, en África, pero allí, destaca, "hay que tener mucho cuidado dónde se compra y a quién se compra".

Jalis se dirige directamente al vendedor. "¿Llevan a cabo algún tipo de política para evitar que sean diamantes de sangre y oro obtenido en alguna mina en la que puede haber trabajo infantil?". El propietario del establecimiento confiesa que no. "En realidad no nos es posible comprobarlo porque le compramos directamente al distribuidor".

El Gobierno de Dubái es el que se encarga de la compra. "Él confía en el Gobierno de Dubái, pero no puede tener la seguridad de que no venga de una mina de sangre". Armando asegura que todo está "muy controlado últimamente". "Cada vez menos trampas, vamos a decirlo así, o menos falsificaciones".

Los Emiratos Árabes Unidos han conseguido adelantar a Bélgica como primer comerciante de oro. Todo ello, porque allí no hay que pagar tantos impuestos como en el país europeo.