Jalis de la Serna contempla desde un helicóptero las impresionantes Islas Palmera de Dubái, actualmente en construcción. "La palmera de Jumeirah está completa ya", indica el guía de esta . Es la única de las tres que se ha llegado a terminar. Cada una de las ramas están destinadas a albergar miles de villas.

"Lo curioso es que la mayoría de la arena que se usa para las construcciones aquí hay que traerla", le explican al periodista. Hubo que dragarla del fondo del Golfo Pérsico porque la arena de Dubái no era apta para la construcción. Pero, ¿qué consecuencias puede tener para el entorno, para el medio ambiente, esta construcción artificial de islas? "Hay un efecto con la vida acuática. También hay impacto de la subida del mar".

Un proyecto faraónico que parece ser, tiene los días contados. De ello avisa la NASA, que ha alertado del hundimiento de alguna de ellas. De hecho, puede verse como muchas de estas islas artificiales se han ido desfigurando, sobre todo, aquellas que componen 'El mundo', un 'archipiélago' compuesto por porciones de tierra dispuestas formando una especie de mapamundi.

Sin embargo, el constructor estatal dubaití lo niega. "Ahora hay un plan para el año 2040 donde están tratando de hacer las áreas verdes mucho más grandes".

Coincidiendo con la Cop 28, el país ha declarado 2023 como el Año de la Sostenibilidad. Solo en Dubái, ahora mismo hay más de 700 rascacielos. 80 de ellos, son más altos de 200 metros en altura. "Hay que pensar que esos 700 rascacielos, estos 80 edificios de más de 200 metros, hay que enfriarlos", y más, teniendo en cuenta que el calor de Dubái llega a los 50 grados durante el verano. "Inevitablemente, hay que usar el aire acondicionado".

En apenas 30 años el consumo eléctrico de Dubái se ha incrementado un 750%. "Pero están tratando todo lo posible en limitar la cantidad de energía", intenta justificar el guía.