La dirección del centro elige a dos de los presos españoles para hablar con Alejandra. Sin saber el criterio que han llevado a cabo para llevarles con ella, la reportera les entrevista.

Manu apenas tiene 23 años, es el más joven de los españoles. Es de León y trabajó de cuidador infantil. José Antonio es de Zamora, tiene 43 años y es albañil. Los dos condenados a cinco años y diez meses por tráficos de drogas.

Los presos denuncian la sitiuación en la que viven: hacinamiento, mala alimentación, sin atención médica... "Varios compañeros se han muerto por no tener atención médica", asegura Manu.

A pesar de tener en frente a un funcionario, los dos españoles cuentan las pésimas condiciones de vida que tienen para ver si alguien que está fuera "y ha pasado por esta cárcel se acuerda de que sus compañeros siguen igual, y que se muevan fuera", pide el leonés.

José Antonio añade que la comunicación exterior es imposible: "No se puede llamar desde aquí", asegura. Pero antes de irse aprovecha para pedirle a Alejandra saludar a los familiares de Jesús Salcedo Arroyo, otro preso español.