En Colombia, Pedro estuvo acusado por tráfico de drogas. Allí paso 16 meses, un largo periodo de tiempo que, según sus palabras es "lo peor que le puede pasar a cualquier ser humano”. El español asegura que pasó hambre y lloró por no tener nada con que alimentarse. Comenta que algunos compañeros tomaban pastillas para dormir y no cometer otros errores. Tras el paso por el infierno, salió de prisión sin ser nunca condenado.
El español explica que en la prisión vivió mucha corrupción, porque ahí dentro el extranjero es ‘grasoso’, es decir “ tiene dinero”, explica. Llegó a pagar 500.000 pesos por haberles estropeado la contada sin haber avisado por un bajón de azúcar. Los días se le hacían eternos y "vió la libertad" cuando se enteró que un programa de televisión iba a grabar en el penal.
Ahora Pedro recuerda desde la libertad y siente que en el penal violaron sus derechos humanos ya solo por negar “una alimentación digna”, comenta. "Desde el primer día que te capturan y te meten en la celda, los derechos humanos dejan de existir”. Asegura que lo que ha vivido “son cosas traumatizantes para el resto de la vida”.
El español era un empresario que en los años 90, dirigió a más de 3.000 personas. Se trasladó a Colombia porque le ofrecieron un trabajo allí, no fue en principio a traficar. “Por un error no pueden marcar una vida”, asegura.
Sus suegros y su familia les han apoyado incondicionalmente. Para llegar a España y conseguir su libertad la artífice ha sido su mujer Ana. “Su salida tuvo un precio”, comenta la pareja del exconvicto. A base de pagar consiguieron su libertad. “Si no pagas no hay libertad”, explica la mujer. En total, pagaron más de 36.000 euros.
Ahora solo quiere recuperar su vida junto a su esposa y sus seres queridos. Busca trabajo y sólo pide que la vida le de una segunda oportunidad.