"Ana Orantes será eterna". Es la convicción y el consuelo que le queda a los hijos de la mujer asesinada por su exmarido en 1997 después de denunciar en televisión que sufría malos tratos. Raquel Orantes confiesa que la figura de su madre se le hace "más necesaria cada año", recordando que su madre se levantó "muy triste" el día en el que fue asesinada.

"El último beso que le di lo recuerdo cada vez que vengo aquí", confiesa estando en el cementerio donde descansa su madre. "Él —su padre, José Parejo— tenía su mayor persecución en quemar todos los recuerdos y todo lo que significara mantener a Ana Orantes con vida", recuerda Raquel.

En 1986, Raquel hizo la comunión. Su padre quemó las fotos, pero años después tanto ella como su hermano se vistieron de comunión para hacerse una fotografía y así "tener ese recuerdo" que su padre había eliminado. "Ella nos decía: '¿Qué queréis, que sea eterna?'. Ana Orantes será eterna", afirma.