M. Ruiz Castro / @MiriamRuiz_

Los precandidatos a liderar el PP comienzan su gira por los medios de comunicación para destacar lo que a su juicio hace a su candidatura la más atractiva para los militantes. En los micrófonos de Cope, este viernes ha sido el turno de Pablo Casado. El hasta ahora vicesecretario de comunicación del PP defiende que su candidatura es la única que “garantiza la unidad”, un valor que considera imprescindible porque “un partido roto es un partido perdedor”.

Para argumentar esta idea, Casado se ha referido a las primarias del Partido Socialista y ha señalado que, aunque “fueron muy interesantes de seguir, al final el partido perdió casi 40 escaños”. “Porque un partido cuando se fractura no es electoralmente competitivo”, ha añadido.

Casado no ha especificado a qué primarias socialistas se refería, aunque lo cierto es que después de las últimas —que enfrentaron a Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López en mayo de 2017— no se han celebrado elecciones generales. Descartadas éstas, las únicas primarias que ha celebrado el PSOE para elegir a su secretario o secretaria general tuvieron lugar en 2014. En ellas se enfrentaron Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, y Sánchez acabó venciendo en las mismas y convirtiéndose en candidato a la presidencia del Gobierno un año más tarde.

En los primeros comicios que se celebraron tras esas primarias, en diciembre de 2015, el PSOE cayó a 90 escaños, 20 menos que los que había obtenido en 2011 con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato. No son, por tanto, los 40 escaños que señala Casado, sino la mitad. De hecho, la mayor caída en escaño del PSOE la experimentó Rubalcaba en 2011, cuando pasó de los 169 escaños de Zapatero a los 110 que logró cosechar, pero Rubalcaba no fue elegido en primarias. Más tarde, en 2016, se repitieron las elecciones, y el PSOE, con Sánchez de nuevo como candidato, perdió 5 escaños más, hasta los 85.