Esperanza Aguirre volvía a sentarse frente a Ana Pastor en 'El Objetivo' y desde la bienvenida quedó claro que no iba a ser una entrevista más. “Soy la política española que más responde. Estoy aquí, en el programa de usted al que no quiere venir nadie”, comenta.

Pues bien primera pregunta: ¿por qué opta por evitar a Ruz y declarará por escrito como testigo en Gürtel? “No les voy a dar la satisfacción a 70 abogados de 70 presuntos corruptos de aprovechar mi tirón mediático para ocultar sus corrupciones”, asegura la expresidenta de la Comunidad de Madrid.

Esas corrupciones que ella misma presumió de destapar impidiendo un pelotazo urbanístico en Majadahonda. “¿Por qué cuando se enteró no hizo algo más?”, le pregunta Ana Pastor. “Porque sólo me enteré de este pelotazo cuando lo sacó el juez Garzón en lo de Gürtel”, explica Aguirre.

Nada dice se le puede reprochar, aunque ella sí matiza las decisiones de otros: “Estos dineros que se le siguieron pagando al señor Bárcenas cuando conocía su imputación pues a lo mejor sean o no sean indemnización en diferido o sean lo que sean creo que quizás se podía haber hecho de otra manera, eso sí.”

Como de otra manera se puede a juicio de Aguirre seguir reduciendo el déficit. “Queda muchísimo por recortar”, asegura la popular.

Pero que nadie quiera ver aquí una enmienda a Rajoy. “Mariano es una persona encantadora en el trato personal y yo también soy muy simpática”, comenta.

Tan simpática que en sus tiempos de presidenta nunca sufrió pitadas. “A mí no me pitaba nadie”, explica. No recuerda los pitidos y bajo ningún concepto quiere hablar de escrache “porque eso es una palabra que utilizan los que piensan como usted, los de la izquierda radical”.

Enfrente de esa izquierda, una Aguirre que se despidió aferrada a su ideario liberal si se quiere ser eficiente dice habrá que privatizar más.