La carrera por la vacuna del SARS-CoV-2 tiene un símil con la vuelta ciclista. Diversos laboratorios trabajan en equipos por países y compañías farmacéuticas en un pelotón con algunos escapados.

Pero todos tienen que pasar por ciertas metas volantes, algunas de ellas bonificadas, porque, aunque lleguen más tarde a ciertos puntos de sus ensayos, si salen bien suponen avances en la carrera.

Los plazos de estudio para las vacunas pueden oscilar entre los 12 y 15 años, pero esos plazos se acortaron, por ejemplo, en la investigación de la vacuna contra el ébola que duró 18 meses. Sin embargo, se trata de unos plazos nada comparables con lo que vemos el coronavirus.

Hay varias tecnológias de vacunas o "equipos". Las más clásicas consisten en usar virus a los que se retira su capacidad de hacernos enfermar aunque puedan reproducirse dentro de nuestro organismo. Otros directamente están lejos de poder vivir nunca. Nuestras células los reconocen o a algunas de sus partes y reaccionan advirtiendo otras células para que estén atentas ante futuras aletas del virus de verdad.

A veces no se introduce el virus atenuado como tal, sino que se usa otro virus a modo de bacteria o transporte, como un troyano, aunque lo malo es que los seres humanos nos hemos acostumbrado algunos de esos transportadores.

Últimamente se investiga con la posibilidad de introducir solo los genes que nos interesan, que sean nuestras células las que fabriquen un trocito inofensivo del virus solo con el libro de instrucciones genético.

Por último, se pueden fabricar trozos del virus fuera del cuerpo, que es en lo que trabajan la mayoría de proyectos ahora.

De todos los equipos, los chinos del virus atenuado fueron los primeros en anunciar sus avances en marzo, junto a un pequeño laboratorio americano que utiliza la tecnología de ARN mensajero, que está por verse que funciona.

El pelotón aún esta pasando las metas de los ensayos con animales, pero eso no quiere decir que vayan perdiendo. Los escapados pueden acabar cayendo en la escalada.

La parte difícil es demostrar que la vacuna es segura y duradera, y en este ascenso habrá pájaras y retiradas.