'Mi rey caído', el libro de la periodista francesa Laurence Debray, desvela las impresiones más recientes de Juan Carlos I y, gracias a las conversaciones que la escritora ha podido mantener con él, que las relaciones con su hijo, Felipe VI, están rotas, aunque sí que mantiene contacto habitual con sus hijas y con la reina Sofía.
Además, a lo largo de esas páginas el monarca habla de su marcha de España y el por qué de haberse ido tan lejos, a Emiratos Árabes Unidos. "Desde aquí no daño a la Corona", afirma en la biografía, en la que también asegura que "algunos están muy contentos" por su marcha.
No obstante, hay referencias también a su lado más personal y a su niñez. "Para nosotros el dinero siempre ha sido un tema de preocupación", afirma el emérito, citado por la autora, y cuenta anécdotas acerca de cómo con cinco o seis años se las ingeniaba para tratar de tener dinero en el bolsillo.
Recuerda además como fue su relación con Francisco Franco ya desde su juventud, que describe como "cercano y amable". La autora de hecho escribe que Juan Carlos "nunca criticará a su protector" y le llega a preguntar qué cree que ha aportado el dictador a España, a lo que este responde: "Una clase media. Sin ella, yo no habría podido hacer la Transición".
Además, el que fuera jefe del Estado desvela por qué cree que los españoles le han aceptado durante casi 40 años: "Es el parlamento el que debe tener la soberanía nacional. La monarquía es como una especie de paraguas. Tengo un poder moral, de representación, pero ningún poder real. Es gracias a esa 'auctoritas' que los españoles me han aceptado durante 39 años"
Debray revela detalles sobre el aspecto actual del monarca y su estado de salud. Cuenta la periodista que le ha visitada recientemente en su residencia en Abu Dabi y dice que tiene un aspecto sereno, saludable y que ya no tiene la cara hinchada por los medicamentos, aunque le ha visto bastante más delgado. Algo que habría confirmado el propio rey, que habría adelgazado hasta 12 kilos. Además, a la periodista le llama la atención especialmente un cambio en el color de los ojos del rey emérito: dice que antes eran azul intenso y ahora gris claro.
Una de las últimas partes del libro forma parte de la conversación que ambos mantuvieron cuando Juan Carlos I aún estaba conmocionado por el entierro de su primo lejano, Felipe de Edimburgo, una ceremonia que define como "soberbia". Cuando la periodista le dice que en España también se entierra bien, el emérito le responde lo siguiente: "El entierro de mi padre fue muy bonito. Ahora debo pensar en el mío".