Durante su segundo día como 'el jefe infiltrado', Manuel se infiltra en el cocedero de gambas, pieza clave de la empresa ya que un error puede echar por tierra un producto tan delicado. Allí conoce a Rocío, quien no para de meter prisa a 'el jefe'.

Durante su jornada laboral la empleada explica a su nuevo compañero, 'el jefe infiltrado', cómo cocer las gambas: "Esta es la peluquería de las gambas, las ponemos monas y con mechas". Lo primero que hay que hacer es descongelar las gambas el tiempo exacto para no echarlas a perder. Sin embargo, el método de Rocío no convence a 'el jefe', y es que la empleada calcula el tiempo "a ojo".

Una vez descongeladas toca cocer las gambas, de nuevo, los minutos justos para que no acaben en la basura. Rocío explica a su compañero cuánto tiempo tiene que poner el temporizador: "Cuatro minutos y un palito". Un proceso que debe ser exacto y que la teoría de Rocío sigue sin convencerle: "¿Lo del palito será broma no?". "Esta mujer se está quedando conmigo", alucina 'el jefe' al ver el 'método Rocío'. Sin embargo, la empleada demuestra a 'el jefe' que su experiencia es un grado y con su método salva la producción del día.