El jefe infiltrado acude a L'Antiga valenciana del Grau en su cuarto día. Se trata del local más representativo de la empresa, ya que fue el primer local que se abrió y, por lo tanto, los dueños no admiten fallos.
Allí el jefe conoce a Flor, la dependienta, a la que no se le da demasiado bien hacer las bolas de helados, algo que deja alucinado a el jefe. Por otro lado, el jefe infiltrado alucina al ver cómo Flor tiene colocadas las tarrinas del helado.
Más Noticias
- Rauw Alejandro se borra su tatuaje de Rosalía: así mostró en la Gala Met cómo lo cambió por el de un insecto
- La indignación de Angie Cárdenas al ver que a eso le llaman sándwich: "Díselo a la reina Isabel cuando tomaba el suyo"
- El pronóstico de Cuartango sobre las elecciones en Cataluña: "Es posible que salga un escenario de ingobernabilidad"
- Cristina Pedroche prueba el truco de Jiaping para separar la yema de la clara: "Si puedo yo, puede hacerlo toda España"
- Reparte 500 tarjetas con un código QR para conseguir que su amigo ligue: "No sabe como quitárselo de encima"
"Tenemos un departamento de marketing que ha hecho un soporte para colocar los vasos y las tarrinas", explica el jefe a cámara, donde no puede evitar mostrar su indignación por cómo los tiene colocados Flor: "Parecen tarrinas enfundadas con preservativos".
Hemeroteca
Acusa a su 'ayudante' de "llenarse la barriga" y no trabajar sin saber que en realidad es su jefe infiltrado
Raúl, uno de los trabajadores de Forno de Lugo, protagonizó algunos de los momentos más tensos de toda la temporada de El Jefe Infiltrado. Sus duras críticas hacia su nuevo compañero fueron completamente demoledoras... pero él no sabía quién se escondía tras esa falsa identidad.