Esta semana, 'El jefe infiltrado' tendrá como protagonista a la consejera delegada de una de las empresas de paquetería más importantes y de mayor crecimiento del país, Tipsa. Marisa Camacho se enfrentará en laSexta a la dura realidad de un trabajo a contrarreloj y descubre fallos imperdonables, problemas de desorganización y situaciones que provocan que se derrumbe y rompa a llorar en más de una ocasión.

La ‘jefa infiltrada’ se pondrá en la piel de una supuesta peluquera divorciada que participa en un programa de televisión, lo que le permitirá realizar diferentes labores, todas necesarias para conseguir el objetivo final de la manera más rápida y efectiva: entregar un paquete a otra empresa o a un particular, respectando las condiciones contratadas. Durante su experiencia descubrirá la incapacidad de ciertos gerentes bajo su mando, sufrirá las consecuencias de la falta de habilidad o coordinación en el centro nacional de distribución, comprobará los problemas de organización que existen en algunas de sus delegaciones y volverá a ejercer de comercial como hacía décadas antes de convertirse en ‘la jefa’. Además, será desenmascarada por una empleada a la que no ha sabido ocultar su conocimiento profundo del sector de la mensajería.

Una mujer en un mundo de hombres
Marisa Camacho es la consejera delegada de Tipsa, la compañía de paquetería urgente de mayor crecimiento en España de los últimos años. Una mujer en un mundo de hombres que con su tesón ha conseguido escalar en su profesión hasta convertirse en alguien esencial en su sector. Pero la competencia en el mercado es cada vez más dura y si quiere mantener el liderazgo tiene que saber qué ocurre en su empresa, en todos sus niveles. Además, Marisa no confía por completo en los mandos intermedios, ya que sospecha que no detectan ciertos problemas o que directamente se los esconden. Por lo que decide infiltrarse en su propia compañía y saber de primera mano cómo trabajan sus empleados, cuáles son sus dificultades o qué habría que cambiar. A lo largo de su experiencia, Marisa descubrirá que en su empresa no todo es como parece y algunas situaciones la llevarán al derrumbe y a acabar algunas de sus jornadas entre lágrimas.

Una de sus primeras misiones será trabajar en Andalucía con el nuevo gerente de una delegación que estaba hundida, para comprobar si es la persona adecuada para desarrollar una tarea tan importante. La jefa infiltrada se desplazará también hasta el centro de distribución nacional, lugar clave para que el negocio funcione y los clientes queden satisfechos, y desempeñará una función que nunca creyó tan dura y difícil. Su torpeza y falta de coordinación provocan un importante retraso que puede llevarse por delante el trabajo de muchos de sus compañeros y la imagen de la empresa. Málaga centro, lugar en el que la competencia es brutal, será otro de sus destinos. Allí conocerá a un repartidor que se deja la piel en su trabajo pero cuya desorganización pueden hacer que los clientes dejen de confiar en Tipsa. El servicio a domicilios de particulares también será puesto a prueba por la jefa infiltrada, servicio en el que detectará fallos imperdonables.

Durante sus días de infiltrada, la jefa vivirá momentos dulces, otros más amargos… pero sin duda el más incómodo será cuando una comercial con la que trabajará para intentar descubrir los motivos de la bajada del nivel de ventas de su oficina presente sus sospechas y finalmente la desenmascare. Marisa no ha podido evitar cometer fallos al hacerse pasar por alguien que no conoce absolutamente nada del sector y ha sido descubierta. A ella, y al resto de compañeros con los que ha compartido jornadas de trabajo, tendrá que dar explicaciones días después cuando pueda confirmar que en realidad ella era ‘la jefa infiltrada’. Sin embargo, por primera vez uno de sus trabajadores no acudirá a la llamada de la Central una vez habiendo compartido experiencia con la jefa ¿tendrá sus consecuencias?