Esta semana María Oses, la directora de desarrollo de Flipa Jump -dedicada al ocio activo para pequeños y mayores y con una variada oferta de camas, trampolines, bolera, pista de patinaje y rocódromo- será El jefe infiltrado.
María decide infiltrarse en la empresa y trabajar mano a mano con sus empleados bajo la falsa identidad de Sofia, una eterna opositora sin éxito que ha pasado media vida entre libros.
Muy a su pesar, descubrirá que en sus locales hay más de un 'fregao', que algunas trabajadoras sirven el café con muy mala leche y otras intentan mejorar las cuentas de la empresa a base de poner una loncha menos de jamón york en cada sándwich de cumpleaños.
Decidirá infiltrarse también en la recepción. Allí conocerá a una trabajadora con una agenda propia del siglo XIX y que tiene que lidiar con clientes complicados. Trabajará mano a mano con la encargada de la cafetería, una mujer que es pura energía y que pone a trabajar a la jefa desde el primer momento.
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También pasará una jornada con la peculiar encargada de mantenimiento que limpia las lámparas con las manos al mismo tiempo que ensucia la barra con los pies y descubrirá su peculiar manía de hacer inventario de azucarillos, de cucharillas y de todo lo que se le ponga por delante. Con una de las monitoras tendrá que enfrentarse a un desagradable incidente provocado por la mala digestión de un cliente en pleno frenesí de saltos.
Hemeroteca
El jefe infiltrado presencia cómo una camarera intenta cobrar de más a unos clientes mediante tarifas inventadas
Dado Lima, el jefe de Toro Burger, no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban. "Coste extra de 3 euros", decía su camarera a unos clientes. Algo, que no era cierto y él sabía... Sin embargo, tenía que callar para no delatarse.