Durante el cuarto día, la jefa infiltrada conoce a Nía, una de las empleadas que se encarga de la atención al cliente desde el mostrador de uno de los locales. Rápidamente, la jefa infiltrada de Flipajump se da cuenta de que la joven no es nada organizada, lo que le lleva a tardar bastante a la hora de atender a los clientes.
Uno de los problemas es que la joven usa una agenda para escribir a mano las reservas en vez del registro del ordenador. "Los papeles se pierden y son reservas de cumpleaños", destaca la jefa infiltrada, que no da crédito al ver cómo su empleada no usa los procesos digitalizados para el control de los cumpleaños.
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Por otro lado, la jefa infiltrada alucina al ver cómo Nía crea "reservas fantasmas" para los clientes cuando quieren reservar una fecha que ya está reservada: "Eso no lo vamos a tolerar".
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El jefe infiltrado se enfrenta a una empleada por saltarse la ley: "¿Sabes que eso está prohibido?"
Héctor Pérez, dueño de Forno de Lugo, se quitó la máscara el día de las revelaciones tras su infiltración en la empresa. El jefe infiltrado reveló su verdadera identidad y tuvo que hacer frente a algunas situaciones bastante tensas.