El jueves, en el prime time de laSexta, llega una nueva entrega de la cuarta temporada de El jefe infiltrado. Que las aguas termales tienen efectos beneficiosos para la salud es de sobra conocido desde hace siglos. El Balneario de Archena (Murcia) lo sabe bien y desde su apertura ha sabido sacarle el mejor de los partidos a las propiedades del agua que fluye bajo su tierra.

Llega el momento de que la cuarta generación de la familia que lo regenta empiece a tomar las riendas del negocio. Y para confirmar que el heredero y futuro Director general del Balneario, Pablo Pérez del Río, está cualificado para asumir responsabilidades, éste se convertirá durante unos días en un trabajador más. Así conocerá de primera mano qué se cuece en el Balneario y será testigo de lo más gratificante y también lo más ingrato del día a día en el balneario.

Bajo una identidad falsa, El jefe infiltrado se enfrenta a un complejo compuesto de tres hoteles y un enorme conjunto de instalaciones que en el futuro deberá conocer al más mínimo detalle para saber gestionarlo con eficacia y diligencia.

El jefe infiltrado se meterá de lleno en una empresa que destila tranquilidad, salud y relajación de puertas para afuera pero cuya gestión no está exenta de nervios, tensión y problemas por solucionar. A lo largo de su experiencia, el jefe trabajará codo a codo con el socorrista, donde comenzará a valorar la dificultad de un trabajo en ocasiones tedioso que además conlleva una enorme responsabilidad. Durante el servicio de limpieza en uno de los hoteles, tendrá que enfrentarse a la tiranía del reloj y a las desagradables sorpresas que a veces dejan sus clientes en algunas de las habitaciones. El jefe infiltrado también se convertirá en un técnico de mantenimiento, donde tendrá que desatascar un baño algo repulsivo y descubrirá la meticulosidad que se requiere para resolver los problemas que surgen de improviso en cualquier momento y lugar.

Su momento más intenso lo vivirá durante su trabajo como masajista, donde tendrá que bajar literalmente “al barro” y meterse de lleno en él con el fin de crear el lodo necesario para ciertos tratamientos saludables.

El jefe infiltrado vivirá intensos momentos en los que descubrirá entre sus trabajadores a verdaderos héroes anónimos que rezuman tesón y profesionalidad. Sin embargo no todo serán buenos momentos: tendrá que enfrentarse a la desgana y las quejas de alguno de sus empleados, a la poca seriedad ante los protocolos de la empresa o a algunas muestras claras de irresponsabilidad cuyas consecuencias intuye que pueden ser importante. Incluso estará a punto de desvelar su identidad para intentar evitar un problema que considera muy grave El jefe infiltrado vivirá una experiencia apasionante ante la que finalmente tendrá que tomar alguna que otra decisión ante la que deberá mantenerse más que firme.