Wyoming comienza su monólogo con el que arranca El Intermedio 'recordando' la muerte de su 'tío Eulogio' y la herencia para sus sobrinos, entre ellos él, al que dejó una escultura olmeca del año 1.000 antes de Cristo, de seis metros de altura y 25 toneladas de peso.

"Las herencias siempre parecen algo apetecible, pero a veces son herencias envenenadas", comenta el presentador de El Intermedio, que analiza los resultados de un estudio universitario que ha revelado que, cada vez más, los hijos votan lo mismo que sus padres.

"El salto generacional ya no se resume en si eres de izquierdas o de derechas, sino en cuánto reguetón puedes escuchar sin arrancarte las orejas", afirma Wyoming, que en el vídeo sobre estas líneas defiende que "el voto debería ser una herramienta de control democrático, no una especie de rasgo de identidad familiar" y que con esto "la vida democrática se empobrece y devalúa", pero sobre todo "se empobrecen las cenas de Navidad".