El Gran Wyoming centra su monólogo en la fuerza de la fe, pues está de acuerdo con que "mueve montañas", porque hay quien es capaz de hacer cosas asombrosas por ella. Sin embargo, afirma que esta "requiere sacrificio", aunque detecta un problema: "A veces, se pide que ese sacrificio lo hagan los que no tenemos fe".

El presentador destaca que la Iglesia católica es uno de los grandes propietarios inmobiliarios de nuestro país, pero está exenta de pagar impuestos como el IBI. No solo es el caso de los centros de culto, sino también el resto de propiedades como pisos o garajes, por los que "obtienen un rendimiento económico", dice. Algo que califica como "bastante injusto", puesto que "supone una pérdida importante para las arcas públicas". A pesar de ello, explica que el autodenominado Gobierno más progresista de la historia ha decidido poner fin a esta situación: "¿Obligando a la Iglesia a pagar? No, eximiendo también a otras confesiones y eso es como mínimo sorprendente".

Wyoming plantea que si la forma de "escaquearse" del impuesto de bienes inmuebles es ser una institución religiosa, "¿qué nos impide a los demás a formar una Iglesia propia?". Además cree que la fe "es o debería ser un asunto privado", aunque esto no debería suponer que se paguen menos impuestos, pues "el objetivo de la religión es llevarte al paraíso no al paraíso fiscal", sentencia.