El Gran Wyoming centra su monólogo en la aspiración histórica del ser humano a ser eternamente joven. Ya ocurría en el siglo XVI con el conquistador español Juan Ponce de León, que estaba convencido de que podía encontrar la fuente de la eterna juventud, pero destaca que hoy "tenemos una obsesión todavía mayor por ser jóvenes".

Sin embargo, reconoce que no se ha conseguido la eterna juventud, pero sí una más larga, aunque "solo para lo malo", porque "ahora la gente se arruga igual y se ve obligada a vivir hasta los 50 como si tuviera 18 sin poder independizarse y enlazando un trabajo precario con otro", sentencia.

El presentador de El Intermedio señala que nada de esto parece preocupar mucho a nadie hasta que llega la campaña electoral, cuando los políticos quieren acercarse a los jóvenes prometiendo viviendas, ocio barato, viajes: "Sólo les falta prometer dos 'match' semanales en Tinder".

Muchos jóvenes ven estas promesas con desconfianza y se preguntan a qué viene este "interés repentino", subraya Wyoming. Este les avisa de que se debe a que necesitan su voto. Algo que ve como algo positivo si saben usarlo con inteligencia: "Votad pero no a quien os prometa muchas cosas sino a quien, en conciencia, penséis que va a mejorar vuestras vidas. Jóvenes, votad con cabeza, que para votar con el culo ya estamos los demás".