Wyoming no entiende que cada vez que vuelve el emérito a España se hable de lo mismo: si visitará o no a su hijo. Aunque reconoce que tiene sentido, pues se trata de algo insólito. "Es la primera vez que es el padre el que tiene que pedir permiso para ver si puede volver a casa del hijo", afirma.

Sin embargo, insiste en que es momento de que lo normalicen en Palacio. Es más, propone que se preparen para la llegada del emérito y le hagan, entre otras cosas, la colada.

"Prepararle a el hombre sus tapers con sus croquetitas, con sus picadillo de chorizo, un poquito de oreja, queso cortado, en fin, unas aceitunas con sabor a anchoa. De paso, el hombre iría con su petate a que le lavaran la ropa y se la llevaría, pues a él le gusta ir hecho un pincel", expresa.