María Avizanda se desplaza hasta Toro, un municipio de Zamora, para conocer de primera mano cómo es vivir sin agua potable en sus casas desde hace más de cuatro meses debido a los altos niveles de arsénico que no la hacen apta para el consumo humano y, por eso, se ven obligados a recurrir a potabilizadoras portátiles para poder beber.

Esto, según le ha explicado Tomás del Bien, alcalde de Toro, se debe a la "sobreexplotación de un acuífero que abarca cinco provincias, un mar subterráneo", aclara. "Está sobreexplotado por todos", ya que, según un estudio, "se está explotando al 180%" de su capacidad, algo que empeoran los pozos ilegales y el importante uso de agua que se destina a aspectos de ocio, como llenados de piscinas cuando "nos encontramos en una época de lluvias horrorosa" que no permite que se "recupere ese nivel de agua".

Para solucionarlo, el alcalde ha puesto un "sistema de mini potabilizadoras portátiles en siete puntos de la ciudad para que la gente pueda ir a abastecerse de agua potable y luego, a los hogares donde hay personas mayores y con movilidad reducida se está repartiendo agua embotellada". Además otra de las medidas que han decidido es "seguir extrayendo agua del acuífero y filtrar para eliminar el arsénico con una potabilizadora" que les va a costar aproximadamente medio millón de euros. Pero está convencido que con ella podrá inyectar agua potable a la red hidráulica.