En la Comunidad de Madrid las víctimas del aceite de colza adulterado podrían tener que empezar su medicación a partir del 1 de julio. Es la penalización de los farmacéuticos por la deuda de siete millones de euros que tiene la Comunidad de Madrid.

Para recordar su historia, Sandra Sabatés y El Gran Wyoming han hecho un repaso en El Intermedio sobre una de las crisis sanitarias más graves que ha tenido que enfrentar España.

Todo comenzó en 1981 cuando un grupo de empresarios adulteró aceite de colza industrial para comercializarlo para el consumo humano. Este aceite tóxico fue distribuido en mercadillos y puestos de venta ambulante a bajo precio y sin pasar ningún tipo de control.

Casi todas las víctimas eran de clase trabajadora, muchas vivían en el extrarradio de Madrid. Los médicos no encontraron ningún nexo entre todos los enfermos hasta pasado un mes, cuando se percataron de que los afectados habían consumido aceite adulterado. Al gobierno de la UCD le costó reconocer esta crisis, aunque, en ese momento, provocó 62 muertes y 3.000 hospitalizaciones.

Entonces, solo dos de los 38 empresarios acusados del fraude entraron en prisión tras el juicio, que para dar cabida tuvo que celebrarse en el auditorio en la Casa de Campo. En 1992 el Tribunal Supremo les impuso penas de cárcel e indemnizaciones a los afectados, pero se declararon insolventes y el Estado tuvo que asumir todas las indemnizaciones.

Pero el caso no ha quedado ahí, con el paso de los años se han llegado a contabilizar más de 4.000 muertos por las enfermedades provocadas por el aceite y más de 20.000 afectados. Las secuelas que sufren los supervivientes, aún hoy, les impiden hacer su vida normal.

Otros momentos destacados

A pesar de los miles de fallecidos, muchas personas sobrevivieron arrastrando con ellos grandes secuelas. Ellos son los que ahora están en jaque por la posibilidad de tener que comenzar a pagar sus medicamentos. Mercedes García es una de las víctimas, y ha decidido narrar en El Intermedio su historia.