María Avizanda entrevista en El Intermedio a Anna Freixas, psicóloga, escritora, feminista y pensadora sobre el Edadismo, sobre su libro, 'Yo, vieja'. "Pensé que eso de la palabra vieja tiene una connotación demasiado negativa cuando en realidad quiere decir que no te has muerto", destaca Freixas, que afirma que "hay que plantearse desde pronto qué vieja quieres ser".

Además, en el libro habla del "orgullo del bastón". "Hay que saber llevar la edad", insiste la escritora, que cuenta cómo hace exhibición de sordera o de canas: "Los signos de la edad no implica que seas mejor o peor". Pero, ¿cuál es la gran suerte de ser vieja? "Hay tres momentos de entrada en la libertad, que son la jubilación, la menopausia y empezar a vivir una vida sin una pareja", destaca la escritora, que explica de qué manera disfrutar de la sexualidad en la vejez de las mujeres.

"La soledad no te lo pone fácil", afirma la escritora, que destaca que los estereotipos "marcan la vida de las mujeres": "Es un campo que las mujeres practicamos en todo el ciclo vital con pareja y sin pareja". "No siempre las parejas heterosexuales se detienen en saber dónde está el clítoris", explica Freixas, que detalla de qué manera puede ayudar a luchar contra el Edadismo de discriminación contra las mujeres: "Te tienes que aprender a poner las gafas grises, todo aquello que te pasa de por qué te ves mayor".

Además, afirma que a veces dice a sus "viejas" que "lo mejor que puede pasar es que los hijos las quieran poco": "El amor de los hijos, el mal amor, a veces, es una especie de merengue, una cosa blandita que te infantiliza e inutiliza". "Ser una vieja libre es complicado por ese proteccionismo que nos limita", insiste la escritora, que afirma que "las políticas públicas son mejorables": "Hay intentos interesantes pero hay mucho que trabajar".