Aunque los Dragones de Lavapiés no compiten en la élite, sus números impresionan: 20 equipos. 500 jugadores y jugadoras de 50 nacionalidades distintas. Andrea Ropero visita este club de Madrid donde los valores de respeto e igualdad son prioritarios, como indican sus propios jugadores.

Allí ha conversado con Dolores Galindo, presidenta del club, que destaca su capacidad para ser "un espejo de este barrio" al que llegan "personas con muchos sueños, ganas de vivir la vida de la capital e intereses culturales". Recuerda que el espacio en el que se encuentran, al principio sólo tenía el grafiti que lo preside con la frase de Rosa Luxemburgo "socialmente iguales, humanamente diferentes": "No había césped ni luz, pero las familias siguieron trayendo a los niños, pensando que era importante entrenar aquí".

"En cada equipo hay fácilmente ocho, nueve o diez nacionalidades diferentes", explica Galindo, que afirma que entre ellas también "tenemos de Palestina e Israel". Además de contar con un equipo queer y otro de baloncesto, señala con orgullo que "tenemos un equipo federado compuesto casi exclusivamente de refugiados".

Dolores también apunta que el espacio en el que se encuentran ha servido para que las mujeres se sintiesen seguras y pudieran jugar a fútbol: "Las madres que acompañaban a sus hijos a entrenar dijeron 'pues ahora los goles vamos a marcarlos nosotras'". "El secreto es respetar a las personas", asegura la presidenta de Dragones, que defiende que "podemos aspirar a tener una sociedad que crea que las diferencias aportan".