El fútbol femenino está en plena expansión. El recorrido de Verónica Boquete comenzó jugando en un equipo de barrio en Santiago. Por aquel entonces había muy pocas niñas que quisieran darle patadas a un balón. "Yo fui la primera en entrar en ese equipo, y me encontré con una norma federativa que prohibía a las niñas jugar con los niños. Yo iba a entrenar y a los partidos, pero no podía saltar al campo", ha explicado.

Es entonces cuando su padre, el presidente del club, lucha por cambiar la norma y al año siguiente puede jugar con todos ellos. "Hasta los 15 años juego con niños, porque no había equipos femeninos", ha explicado. Por eso, ha reconocido, se acostumbró a "no tener esa vida de vestuario": "Tuve que vivir muchas situaciones y comentarios desde las gradas. Especialmente comentarios machistas de madres, porque que a su niño les regateara una niña, como que les dolía más".

Vero Boquete debutó en la superliga en el 2005 de la mano del Zaragoza. Por aquel entonces iba a la universidad por las mañanas y entrenaba por las tardes. "Empecé a sentirme profesional, fue una etapa de vida que siempre recuerdo con mucho cariño", ha explicado.

Tras pasar por el Espanyol, Vero Boquete decidió fichar por el Chicago Red Stars, donde asegura que lo que más le sorprendió fue "jugar con las jugadoras que había visto por televisión": "Fue como pasar de estar jugando por jugar a llegar a un estadio a jugar con las mejores del mundo y sentirte realmente profesional".

A pesar de ser una de las jugadoras españolas más relevantes y mediáticas y jugar en la misma posición que Leo Messi en el terreno de juego, su sueldo dista mucho del del argentino. "Muchas veces hablamos de la igualdad salarial y a día de hoy es una utopía. Tenemos otras prioridades como conseguir más reconocimiento y respeto", ha asegurado.

Uno de los éxitos que ha conseguido en su carrera ha sido el reconocimiento del Santiago de Compostela, cuyo estadio lleva su nombre.

En 2019 se disputó la Copa del Mundo en Francia, lo que supuso un gran impulso y visibilidad en los medios de comunicación. "Nos colamos en esas casas a las que antes no teníamos acceso. Ahora padres y madres saben y entienden que el fútbol también es para niñas", ha explicado.

La otra cara del 2019 la protagonizaron las huelgas. Entre lo que se solicitaba era un salario mínimo de 16.000 euros y poder coger bajas de maternidad. "Siempre digo que lo más importante es la educación, y está marcada por el machismo en el que crecemos. Hay muchas cosas que es imposible mejorar si no vamos a la raíz", ha sentenciado.

"En estos momentos todos somos muy conscientes de que el fútbol se basa más en generar dinero que en transmitir valores, pero siempre hay límites. Llevar una Supercopa de España a un país agresor en el que se vulneran los derechos humanos nos dará muchos millones, pero nada bueno", ha espetado respecto a la celebración de la Supercopa en Arabia Saudí. "Creo que todos deberíamos ser feministas porque es buscar la igualdad, y eso es lo que pretendo empujar desde el altavoz que tengo como deportista profesional", ha zanjado.