El Intermedio ha entrevistado al periodista Mikel Ayestaran, ubicado en Kiev, cuando se cumplen 14 días de guerra. Asegura que las sensaciones cada día que pasa son peores, y que parece que estuviese viendo imágenes del archivo de la guerra de Siria, sobre todo con situaciones como la vista en Mariúpol con el ataque a un hospital materno infantil.

"Son imágenes que solo recuerdo recientemente en lugares como Alepo. Se están pasando unas líneas rojas que no pensé que podían verse en un país como Ucrania", ha afirmado, aclarando que mientras el conflicto avanza "cada vez tenemos que vernos más en el espejo reciente de Siria".

Además, como ha explicado, durante el día ha visitado a gente vulnerable para quienes es imposible salir de la ciudad. Los que quedan allí o viven en el bunker, o en un parking o en la red de metro, que se ha convertido en un refugio para los civiles, pero hay gente que no puede ni siquiera llegar a esos lugares. "Hemos encontrado en una vivienda a una mujer de 80 años, que era traductora en Naciones Unidas y que por sus problemas de salud está postrada en una cama, en un 5º piso sin ascensor, aislada, y no puede bajar al búnker cuando suenan las sirenas.

"Está condenada a quedarse", afirma Ayestaran, que cuenta que los vecinos le han ayudado a mover la cama lo más lejos posible de la ventana, y que cuenta con una vecina que le ayuda con el tema de higiene y medicinas, hasta que cae la noche o suenan las sirenas y baja al búnker.

Por otro lado, habla de los 20.000 voluntarios que han llegado a Ucrania desde 52 países del mundo, según cifras que da el Gobierno ucraniano, para luchar contra Rusia. Los medios allí, explica, "recuerdan lo ocurrido en España con las brigadas internacionales que vinieron a luchar contra el franquismo". Sin embargo, en esta ocasión viaja "mucho combatiente neonazi para enrolarse con los sectores más ultraderechistas ucranianos".

El periodista también ha hablado sobre cómo afecta al conflicto el tiempo, que está siendo especialmente duro y frío. Aunque asegura que a su trabajo no afecta, porque la ciudad está preparada para los temporales, confiesa que lo ucranianos esperan que les pueda beneficiar. "Con semejantes tormentas de nieve y con el cielo tan gris, con tan poca visibilidad va a dificultar cualquier operación aérea rusa", y tienen el consuelo de que les puede servir para ganar tiempo.