Laura Vallejo vive en un pequeño pueblo de Lugo y tiene miles de seguidores en redes sociales. Es lo que se conoce como influencer rural, un concepto que a ella misma le parecía "muy raro": "El concepto que se me viene a la cabeza es alguien que es una actriz, que vive en la ciudad y publica fotos de súper viajes y de mucho lujo". Sin embargo, destacaba que "la gente que está en redes sociales también necesita, a veces, un poco de realidad", independientemente de que sea del campo o vaya a trabajar en él, "siempre le gusta conocer".

La motosierriesta relataba que cuando empezó a subir su día a día, tuvo "una acogida tan brutal" y explicaba que además de cumplir con su trabajo en el monte, aprovechaba algunos huecos para grabar durante el día y, al llegar a casa, empezaba el trabajo de las redes sociales: "Llevar las redes sociales son muchas horas".

Vallejo indicaba que la mitad de sus seguidores son de España y el resto están repartidos por todo el mundo, pero, sobre todo, en la zona norte de Europa y Sudamérica. Aunque admitía tener también "unos cuantos" haters, pero subrayaba que los que más le dolían eran aquellos que pertenecían al sector: "Siempre se escudan en lo mismo, se piensan que porque tengas una red social ya no haces nada más que hacerte fotos".

"Mi profesión y mi sustento mes a mes es mi trabajo en el monte porque sé que las redes sociales tienen caducidad", sentenciaba, y declaraba que le gustaba tener esa mentalidad para "mantener un poco con los pies en el suelo".