Aumentan los casos de violencia filio parental, la violencia ejercida por los hijos hacia los padres. En el último año la fiscalía de menores hay abierto más de 4.500 expedientes, una media de 13 al día, doblando los que se registraban hace poco más de una década. Andrea Ropero tiene la oportunidad de hablar con Irene Gallego, psicóloga de la fundación Amigó, especializada en este tipo de situaciones.

La psicóloga recomienda a las familias que sospechan que están ante un caso de violencia filio parental que necesita la intervención de profesionales que si notan que su hijo no quiere llegar a casa, que alarga las horas de estar fuera para no estar con su familia o si cuando están en familia cada uno está en una punta para tener la mínima relación, y eso se adereza con cualquier tipo de violencia como gritos o golpes, "es el momento de darse cuenta de que algo tiene que cambiar".

Irene le cuenta a Andrea que los padres, al llegar a la asociación, se sienten "muy avergonzados" y que, además "sienten mucha culpa y desesperados". Las familias que presentan este tipo de violencia son muy variables. Como cuenta Gallego, "lo más común a nivel porcentual son familias nucleares, españolas y con un buen nivel educativo y económico". En cuanto a los chicos y chicas, como explica la psicóloga, "presentan dificultades en el instituto, abandono escolar, absentismo, mucho uso abusivo de las nuevas tecnologías, casos de acoso escolar y otras violencias".

La psicóloga recomienda a los padres que deben vencer la resistencia de contarlo y pidan ayuda. Irene Gallego es tajante: "Cuanto más tarde soliciten la ayuda más difícil va a ser". La psicóloga añade que "la violencia o se extingue o aumenta, cuanto antes se asuma que se tiene un problema y se de el paso, va a ser mucho más sencillo".