La sentencia de los ERE no ha castigado lo suficiente al mayor criminal de este caso: Francisco Javier Guerrero, el exdirector de Trabajo y Seguridad Social de la Junta.
Ha sido condenado por delitos de malversación y prevaricación, pero los jueces se han olvidado de su delito más grave: robarnos el corazón.
Hablamos de un hombre que ya ha pasado varias veces por prisión, pero que en todas las ocasiones ha salido de la trena con una sonrisa de oreja a oreja y un relax que parece "haber estado encerrado en un spa", tal y como describe Dani Mateo.
De hecho, así definía su estancia en prisión en septiembre de 2013: "Hay cerveza sin alcohol, café, refresquitos...". "Más que haberle enviado la justicia a prisión, parecía que lo hubieran mandado sus padres de colonias", ha sentenciado Mateo.
Pero no todo han sido buenos momentos para Guerrero, porque en las tramas de corrupción siempre hay un malo. Su exchófer, Juan Franciso Trujillo fue quien declaró que su jefe se había gastado 900.000 euros de dos subvenciones en cocaína, fiestas y copas.
Guerrero quiso contestar durante el juicio a estas graves acusaciones y dejar claro que es una persona de pocos vicios, por eso, allí, aseguró que no era "un putero, ni drogodependiente. Se lo que vale un paquete de Marlboro, un gyn tonic, y ya está".
"Yo a este hombre me lo creo. Es perfectamente posible gastarse 900.000 euros en Marlboro y copas", ha sentenciado el colaborador de El Intermedio.
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