Guillermo Fesser entrevistó en El Intermedio Mark Rozzi, diputado estatal de Pensilvania, y cara pública de las víctimas de pederastia dentro de la Iglesia en Estados Unidos. Como él, más de un millar de personas fueron víctimas de abusos sexuales por parte de 300 sacerdotes en el estado de Pensilvania.

Muchas de las diócesis de Pensilvania se enfrentaban a un informe del Gran Jurado por abusos sexuales y por su seguida ocultación. Una investigación que el diputado Mark Rozzi encajaba en diversas posturas. Por un lado, mostraba su alegría como principal afectado: "Nuestra verdad ha sido contada finalmente, aquella que fue invalidada y reivindicábamos".

Por otro lado, dejaba ver su inquietud como legislador: "El tema aquí no es que tuvieran lugar esos abusos, sino que los obispos escondieron a estos depredadores". Además, recalcaba el injusto comportamiento que tuvo la Iglesia ante los abusos: "Hubo obispos que prefirieron proteger a la Iglesia y su reputación antes que a sus vulnerables niños".

Unos hechos que le preocupaban gravemente: "Deberíamos investigarlo en todo el mundo porque es una crisis internacional". Entre los casos que se mostraban en el informe, se encontraba el de un sacerdote que marcaba a los niños para dejar claro que habían sido violados: "Ponía cruces doradas a los niños que violaba, para que otros curas supieran que a esos niños se les podía volver a violar".

Al igual que otros niños, Mark Rozzi también sufrió abusos. Años después de que su amigo y él fueran violados por el mismo cura, su amigo se quitó la vida. Este acontecimiento hizo que volviese a despertar su recuerdo y decidió luchar: "Cuando mi gran amigo de la infancia cogió un arma y se quitó la vida, comprendí que no podía seguir callado".