"Estados Unidos es un crisol de razas y mucha gente muy distinta andando por la calle", señala Guillermo Fesser, que explica que en ese país se han centrado en castigar los comentarios de unos jugadores contra otros o de los árbitros contra algún jugador. Un ejemplo está en hockey sobre hielo, donde solo hay un 5% de afroamericanos jugando. Ahí existe la "falta racial", un castigo por el que podían ser expulsados cinco minutos del partido por un comentario racista, pero, a partir de 2019, pueden ser expulsados del partido o suspenderles durante varios encuentros.

En la NBA, indica que "todo el mundo se queja de que predomina la mentalidad de plantación", aquella en la que el director y entrenador de la franquicia son blancos y los que trabajan, negros. "Ser racista es una cosa que sale solo, como respirar", afirma el periodista, y apunta que el 60% de estadounidenses creen que "los jóvenes americanos van la universidad a estudiar y los jóvenes negros van a hacer deportes, y esto luego trasciende a los estadios".

Según Fesser, la NBA creó un código de conducta para los espectadores en los estados y cuando se detecta que alguien lo rompe se le echa del estadio y se analiza mediante las cámaras y los testimonios de quienes estuvieron allí si se le permitirá volver a entrar. Subraya que hay casos de racismo en muchas ciudades del país, pero "el problema es grave", porque no solamente el deporte está a este nivel profesional, pues EE. UU. tiene deporte muy importante en universidades y colegios y "allí es más difícil vigilarlo", advierte. Además, añade que hay ciudades como Denver, que "en teoría no está segregada y sigue habiendo colegios de negros para negros y de blancos para blancos como en los años 60".