Dafne Lozano y su pareja llevan diez años en el paro. Explica que cada día comen con sus tres hijos gracias a la ayuda del comedor social al que acuden.

Los únicos trabajos que ha tenido en estos diez años han sido por tiempos muy breves, y sin contrato. El máximo sueldo que recibió fue en una tienda de ropa, trabajando 55 horas semanales y cobrando 500 euros.

Ahora recibe la ayuda de 700 euros que le dan para lo justo: "pagar facturas y recibos". ¿Qué ocurre cuando surgen imprevistos, como acudir al dentista o una excursión del colegio de los niños?

"Estos son los que más sufren", cuenta la madre. "A veces me he retrasado en el pago de una excursión y se han quedado sin ir". Al colegio van todos andando: "Antes tenían una hora de camino, ahora veinte minutos", que los hacen caminando incluso cuando llueve. "Tapamos las mochilas con bolsas de plástico", y así es como logran llegar al centro de estudios.

Gracias a Mensajeros de la Paz, ahora estudia para ser auxiliar sociosanitario: "Tengo que tener estudios cualificados para que un empresario me de la oportunidad", cuenta. Retomar los estudios le hace sentirse esperanzada. Y añade, "los pobres no somos malos, sólo necesitamos oportunidades".

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