Las residencias de ancianos están en el punto de mira: se acumulan las denuncias, faltan plazas y los profesionales del sector sufren una gran precariedad laboral. Gonzo ha entrevistado a Gustavo García, coordinador de la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales y un hombre que estuvo al cargo de una residencia pública durante casi una década.

España es un país en el que tradicionalmente a nuestros mayores les hemos cuidado en casa y a día de hoy todavía existen muchas reticencias para dejar a nuestros familiares en las residencias: "El sentimiento de culpabilidad siempre está ahí y condiciona muchas de las cosas", explica García.

Las plazas públicas o concertadas en las residencias alcanza el 60% del total y el 40% son de residencias privadas. ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir una u otra? El entrevistado explica que la clave está en si te dejan ver y conocer las instalaciones: "Si te ponen dificultades, mal".

A pesar de las noticias que hemos conocido recientemente de residencias en las que se maltrataba a los mayores, muchos de los cuales son dependientes y muy vulnerables, García sostiene que están en buenas manos: "La mayor parte de las residencias funcionan con niveles de calidad, están muy inspeccionadas por la administración. Los familiares pueden estar tranquilos".

Eso sí, "si un familiar ve algo que no le cuadra, primero debe quejarse en la residencia y si no le hacen caso, debe recurrir a la inspección", indica el experto.

La comida y los horarios son los motivos de quejas más recurrentes, explica García: "El modelo que hay ahora tienen muchas cosas del pasado. Hemos evolucionado de un modelo asistencial a un modelo de hospital de baja intensidad. La vida se organiza en función a sus constantes vitales y parámetros médicos y no se les deja decidir nada a los mayores".

Por eso, aboga por un "cambio profundo" del modelo residencial, "para que no se piense solo en la salud sino también en la felicidad de las personas".

Los precios varían mucho entre privadas y públicas

Las diferencias entre los precios de las residencias privadas y públicas son muy grandes, explica García, que expresa su preocupación: "Podemos sospechar que hay un déficit de 60.000 plazas, personas que al no tener plaza residencial pública no pueden permitirse una privada", lo que cataloga de "situación dramática" para las personas que necesitan cuidados continuos y para las personas que se encargan de cuidarlos.

Además, García asegura que los gerocultores están "pagados de pena": "Tendrían que estar más valorados en nuestra sociedad". También destaca que es una oportunidad, ya que esta profesión "genera empleo que tiene un gran impacto sobre el PIB".

¿Cuáles son los retos pendientes en las residencias?

Para Gustavo García, el nuevo modelo de residencias debe enfocarse en hacerlas más íntimas, menos masificadas: "Un gran comedor deprime a cualquiera", comenta el entrevistado. También critica la "infantilización" que sufren los mayores, algo con lo que dice, hay que acabar.

Otros momentos destacados

Además, el programa ha entrevistado a Eva Morales, que trabaja como auxiliar de geriatría y que también ha denunciado la precarización del sector: "Somos profesionales, dentro de eso no está solo cambiar un pañal".

El Gran Wyoming también ha querido lanzar un alegato después de los casos de maltrato en residencias que se han conocido, y ha pedido que sean lugares más seguros: "Los abuelos deben tener todas las necesidades cubiertas".