A falta de una seguridad social como la de España, en la que si una persona siente un daño físico puede acudir al médico o ante un problema psicológico, al psiquiatra; los estadounidenses han utilizado los opiáceos para paliar esos dolores y brotes psicóticos, lo que ha dado lugar a "un mercado negro amplísimo de opiáceos", informa Guillermo Fesser desde Nueva York, donde preocupa el uso de la nueva droga zombie, el Fentanilo.

"El problema es que en Estados Unidos hay millones de personas desprotegidas sin seguro médico y, desde que en los 70 desmantelaron todos los centros psiquiátricos de este país, los enfermos mentales están todos en la calle y sin apoyo familiar", explica.

A esta "desesperación" se suma que, en Estados Unidos, "no se hacen las cosas para mejorar la vida de la gente, sino para ganar dinero". Por eso las farmacéuticas "vieron en los opiáceos una manera exponencial de aumentar los beneficios" y "empezaron a ponerlos en pastillitas y a recetarlo para cualquier tipo de dolor porque iba a muy bien".