Dani Mateo habla en El Intermedio sobre "del arte de robar arte", una disciplina, como afirma "al alcance de muy pocos". Para llevarla a cabo son necesarias una aptitudes especiales: "Ser un país, estar en situación de superioridad respecto a otro y tener mucho más dinero que escrúpulos", añade Mateo.

El primer ejemplo que muestra es la Puerta de Ishtar, una de las ocho entradas monumentales de Babilonia que fue expoliada por Alemania a principios del siglo XX y que Irak reclamó en 2002 sin resultado. Actualmente, puede visitarse en Berlín, al igual que el altar de Pérgamo o el busto de Nefertiti.

El siguiente caso muestra la cesión por parte de España del monasterio cisterciense de Sacramenia de Segovia que se encuentra actualmente en Miami Beach. Como explica Mateo, "en 1925, el magnate William Randolph Hearst, se encaprichó del claustro medieval del convento de Sacramenia" y obligó a desmontar el claustro pieza a pieza y trasladarlo a EEUU metido en 10.000 cajas.

El último ejemplo de estos expolios es la piedra de Rosetta, la pieza clave que permitió descifrar los jeroglíficos. Esta pieza fue robada dos veces: la primera cuando las tropas de Napoleón la encontraron al ocupar Egipto y la segunda, cuando el ejército británico derrotó al francés.