"Desde que se aprobó la Ley Trans, cambiar de género es más fácil que cambiar de compañía telefónica", ironiza Cristina Gallego, y añade que los críos "están tan desconcertados con sus cambios temporales que ya no saben si son niños o Pokémon".

La colaboradora explica que la gente no va a poder cambiar de género cada día, porque los plazos administrativos son de más de tres meses y en ningún caso se promueve la operación de reasignación genital ni la hormonación, al contrario, se prohíben las operaciones a los menores de 12 y, además, se elimina la obligación de hormonarse durante dos años para conseguir el cambio de género en el registro.

Desde que se aprobara la ley en febrero, en los medios se ha hablado de "una avalancha de presos solicitando el traslado a cárceles de mujeres", apunta, aunque explica que solo hubo un recluso que solicitó cambiar de género y eso ya lo regula una instrucción penitenciaria de 2006. También, indica que esta nueva ley deja claro que los condenados por violencia de género cumplirán la condena con respecto al sexo con el que cometieron el delito.

"Menos mal que aún hay gente que sigue defendiendo a las mujeres de esa maldita ley porque si fuera por este Gobierno bolivariano, las mujeres no estaríamos a salvo ni en el útero de nuestra madre", dice, y se refiere a Ortega Smith como "el adalid del feminismo". "Hay que andarse con mucho cuidado, los trans, además de privilegiados, son cada vez más poderosos y van a acabar consiguiendo su objetivo, borrar a las mujeres", comenta.