Andrea Ropero visita Rada de Haro, un pueblo de Cuenca de tan solo 49 habitantes al que la apertura de un centro tutelado para menores ha devuelto la vida. Actualmente viven allí nueve chicos, aunque por él han pasado más de 30 desde que abrió en 2019. Mari Luz Desviat es una de las trabajadoras de este centro, al que, según explica en El Intermedio, llegan niños que "no tenían oportunidades" en sus países de origen, "con unos viajes migratorios casi siempre muy difíciles".

"Los vecinos nos cuentan que desde que los chicos han venido están muy contentos", explica Mari Luz, que agrega: "Hay movimiento y hay vida joven y eso es alegría". Coincide con ella el alcalde, Francisco Arjona, que reconoce que al principio "la gente dudaba de si esto saldría bien o mal", pero ahora se alegran: "Si no llega a ser por esto, no sé el pueblo lo que hubiese durado", afirma el edil.

A Resurrección Rubio, la cocinera del centro, se le ilumina la cara al hablar de sus chicos. Sostiene que esta ha sido la mejor experiencia de su vida, que le llegó en un momento complicado, tras perder a su hermana: "Si no llega a ser por mis chicos al abrir el centro, habría caído en una depresión muy grande", sostiene esta vecina, que presume de cómo los menores ayudan a las personas mayores del pueblo. Puedes conocer la historia de Rada de Haro y su centro de acogida en el vídeo que ilustra estas líneas.

El futuro de dos jóvenes que llegaron a este centro siendo menores

"Aquí había gente buena que nos aconsejó quedarnos", cuentan a El Intermedio Achraf Joukh y Mohamed Ahmidout, dos de los jóvenes que han pasado por el centro de acogida de Rada de Haro, donde han acabado trabajando como ganaderos. Puedes escuchar sus testimonios en este vídeo: