Los vecinos de Topares, en Almería, están dispuestos a llegar hasta el final para recuperar la propiedad de unos inmuebles que construyeron con sus manos en los años 50 y que la Iglesia se ha inmatriculado sin su conocimiento.

Mari Carmen, vecina de Topares, cuenta que su abuelo y su suegro ayudaron a construir el salón social y le parece "de vergüenza" que ahora llegue "la Santa Madre Iglesia y diga: esto es mío". Algo que Tere, otra vecina, tampoco se explica, pues indica que los vecinos han sido los que han mantenido la Iglesia todos estos años: "Sacábamos dinero para la Iglesia".

Antonio, también vecino de la localidad, participó en construcción de este local con 17 años. "Parece ser que legalmente es suyo, pero moralmente no y mientras que hicimos todo esto, aquí no asomó ni el obispo, ni el vicario y el Papa estaba más lejos", sostiene. Un centro que califica como "el buque insignia": "Es nuestra vida. El día que esto se cierre, Topares se cierra".