Lucía Bueno es cajera de un supermercado en León, y ha narrado a Andrea Ropero en El Intermedio cómo está viviendo el confinamiento por coronavirus en su trabajo.

Ahora su trabajo ha cambiado mucho: tiene que llevar un equipo de protección individual y debe mantener estrictas medidas de higiene para poder trabajar con seguridad frente a la pandemia.

"A ratos se lleva mal", ha reconocido. Sin embargo, asegura que hay veces en las que piensa que "esto es una cadena y todos tenemos que poner un poco de nuestra parte". "A mí me ha tocado estar detrás de la caja y al que viene a comprar le toca venir para luego seguir en casa", ha explicado.

Lucía ha reconocido que la pandemia también ha influido en su forma de tratar con el cliente: "Al tener la máscara y los guantes estás más aislado de la gente".

Sin embargo, aún hay personas que ven en su única salida una forma de desahogo: "Hay gente que me cuenta que vienen de enterrar a su madre, que tiene al padre con alzheimer... las historias son muy tristes".

Pero al final de su trabajo encuentra un punto de desconexión: "Unas con otras nos reímos, aunque sea desinfectando las cajas. Esas son las pequeñas cosas a las que muchas veces no les damos importancia y son las que más la tienen". "Espero que hayamos cogido la lección de valorar esas pequeñas cosas", ha reconocido Lucía.

Al terminar su día, cada día, asegura que se va contenta a casa: "Vas contenta porque has terminado y has ayudado a gente, pero también con miedo porque yo convivo con dos personas de alto riesgo".

"Cuando todo esto pase creo que habremos aprendido a convivir", ha aventurado Lucía, que ha asegurado que "todos tenemos los mismos problemas, los mismos sentimientos y los mismos deseos".

Otros momentos destacados

Para conocer la situación que se vive en las residencias, uno de los lugares críticos de esta pandemia junto con los hospitales, Andrea ropero entrevistó al periodista Manuel Rico, director de investigación de 'Infolibre', que analizó la problemática de estos centros en España.

"Para ellos son lo mismo nuestros abuelos que una cadena de hamburguesas", aseguró Rico, sobre los fondos financieros que controlan muchas de las residencias españolas.

La presentadora viajó en otro programa hasta Lepe, Huelva, para conocer a Seydou, que viajó desde Mali hasta Lepe hace 19 años y, a pesar de que tiene papeles, trabaja recogiendo fresas por unos 33 o 34 euros al día, unos 4 euros la hora.

Él contó cómo es jugarse la vida cada día por ese escaso salario, y las condiciones en las que se encuentran él y sus compañeros. "Vivimos en cartón, si se enciende fuego es como pólvora".