Elena es celadora en un centro de salud de Alcorcón, en Madrid. Es una de esas personas necesarias que durante la pandemia se están dejando la piel cada día para que todos salgamos adelante.

Andrea Ropero la entrevista para saber cómo se sintió cuando sufrió acoso en su bloque de vecinos por trabajar en el sector sanitario.

"Al salir de trabajar, vi que alguien había rociado mi puerta con algún spray, no sé si con lejía, que le ha quitado el barniz a la madera. Días antes había tenido un pequeño incidente con una vecina que le comento que al trabajar en un centro sanitario debía de desinfectar todo lo que tocase al llegar del trabajo", relata la afectada.

No quiso darle mayor importancia a la desagradable conversación, pero días después sucedió lo de la puerta: "Me quedé en shock". "El trabajo estos días esta siendo muy duros y mis circunstancias familiares también son difíciles. Estoy mas sensible, me siento mas afectada por todo", reconoce al recordar el incidente. Y es que, aunque es celadora, estos días está "a todo lo que podemos", excediendo sus labores para contribuir durante la grave crisis.

Desgraciadamente, su caso no es el único. Una ginecóloga tuvo que sufrir cómo le escribían "rata contagiosa" en su vehículo personal.

¿Qué puede ser lo que lleve a una persona a comportarse así? Elena cree que "es el miedo que todos tenemos, pero algunas personas no lo saben gestionar". "Son día duros para todos. Es muy triste que haya personas que añadan aún más dureza", sentencia.

Lo cierto es que no hay una explicación lógica para justificar este tipo de comportamientos, en cambio, hay otra muestra de apoyo que los sanitarios reciben cada día. "Escuchar los aplausos me emociona tremendamente. En el turno de tarde incluso podemos salir y ver a la gente cómo te arropa y anima. Es algo que te enciende y te activa", concluye la celadora.

Otros momentos destacados

Para conocer la situación que se vive en las residencias, otro de los lugares críticos de esta pandemia junto con los hospitales, Andrea ropero entrevistó al periodista Manuel Rico, director de investigación de 'Infolibre', que analizó la problemática de estos centros en España.

"Para ellos son lo mismo nuestros abuelos que una cadena de hamburguesas", aseguró Rico, sobre los fondos financieros que controlan muchas de las residencias españolas.

La presentadora viajó en otro programa hasta Lepe, Huelva, para conocer a Seydou, que viajó desde Mali hasta Lepe hace 19 años y, a pesar de que tiene papeles, trabaja recogiendo fresas por unos 33 o 34 euros al día, unos 4 euros la hora.

Él contó cómo es jugarse la vida cada día por ese escaso salario, y las condiciones en las que se encuentran él y sus compañeros. "Vivimos en cartón, si se enciende fuego es como pólvora".