Las vacuna de Pfizer y Moderna contra el coronavirus entrañan varios retos: su transporte y almacenamiento. Ambas (aunque la de Moderna menos) necesitan conservarse a temperaturas muy bajas, por lo que su manipulación se complica. El Intermedio ha indagado sobre el tema con Víctor Jiménez, catedrático de Microbiología.

Este ha explicado que son vacunas basadas en "una estrategia nueva, son vacunas RNA". "Es un ácido nucleico que se degrada solo con mirarlo. Cuando ese material se pone a temperatura ambiente en cuestión de minutos u horas se degrada", ha explicado. El experto ha mostrado además el funcionamiento de las cámaras frigoríficas como en la que próximamente podrían albergarse las vacunas, y también las cajas de hielo seco como las que se utilizarán para su transporte. "En esas cajas mantienen las temperaturas durante varios días, pero si pasasen más días y tuviese que estar en aduanas o controles, no duraría nada. comprometería la utilidad de la vacuna", ha advertido Jiménez.

En otra ocasión, Andrea Ropero entrevistó a Javier Sampedro, analista científico, quien advirtió: "Los políticos deberían actuar como si no fuera a llegar la vacuna nunca". El divulgador científico aclaró que la vacuna no es la solución porque los cálculos exceden y mucho lo que a todos nos gustaría.