Caludia Fajarnes es una joven que sufre anorexia nerviosa desde hace ocho años. En todo este tiempo, como contó a Andrea Ropero en El Intermedio, pasó por diversos tratamientos y tuvo varios ingresos y cree que hace falta mucho para mejorar la atención psicológica y psiquiátrica. Su caso es sangrante: cuando estaba "a punto de morirse" le dieron tres meses de espera para acceder a una de las 20 o 30 camas que suelen haber para este tipo de pacientes en hospitales públicos.

Así, como explicó la joven, todos los tratamientos suyos han tenido que ser privados, porque si llega a esperar a poder acceder a uno público, advierte, "no estaríamos aquí". Por eso, su reivindicación: "¿Cómo puede ser que solo haya esas camas y los que tengamos que acceder a un tratamiento tengamos que pagar 4.200 euros al mes para poder curarnos?".