En 2015, la Audiencia Nacional impulsó una investigación anticorrupción contra la familia Pujol al completo, con la lupa puesta sobre el cabeza de familia, Jordi Pujol, que en verano de 2014 reconoció haber ocultado dinero en el extranjero durante décadas. Una confesión que supuso un 'tsunami' político y emocional para la sociedad catalana, así como "una enorme decepción" -en palabras del periodista Jordi Amat- para aquellos que le veían como "un patriarca de la Cataluña contemporánea".

Pujol renunció a todos sus privilegios como expresident y se convirtió en una visualización del "mito caído", mientras la familia desaparecía de la vida pública hasta que llegó el momento de que rindiera cuentas ante el Parlament, donde negó haber sido "un político corrupto" y lanzó una amenaza: "Caerán todos". Sin embargo, la investigación judicial apuntaba que todos los miembros de la familia seguían una estrategia conjunta para evadir al fisco, algo que ya apuntaba un informe de la UDEF que se conoció años antes y a raíz del cual Pujol dejó una de sus más célebres frases: "¿Qué coño es esto de la UDEF?".