En el año 2000 un terrible suceso consternó a todo el país. Un joven de 17 años asesinó a sus padres y a su hermana, con síndrome de Down, con una catana.

Tres días después de una intensa búsqueda, la Policía detuvo a José Rabadán, que durante el interrogatorio confesó el crimen e ingresó en prisión de manera preventiva.

Un año después del crimen se aprobó la ley del menor y uno de los primeros beneficiados fue José Rabadán, que después de nueve meses en prisión quedó en libertad a la espera del juicio.

Entonces, los médicos aseguraron que no era responsable de sus actos y fue internado durante seis años en un centro especial.