El 30 de marzo de 1998, 'Canal Sur' y el 'Diario de Jaén' recibieron una misteriosa llamada anónima con un escueto mensaje que alertaba de un secuestro: "El coche del concejal secuestrado está en Linares".

La persona a la que se refería este mensaje era Bartolomé Rubia, un concejal del Partido Popular en la localidad jienense de La Carolina al que todo el mundo conocía como Bartolín.

Al principio se sospechó de ETA y la Policía Nacional activó el protocolo antiterrorista de inmediato. Pero la incertidumbre por el paradero de Bartolín se disipó a las 12 horas cuando el concejal entró por su propio pie en una comisaría del municipio guipuzcuano de Irún.

Él aseguraba que se había librado de sus secuestradores después de un largo viaje en tren y en furgoneta, pero sus declaraciones tenían muchas lagunas. Su secuestro no coincidía con la forma de actuar de ETA y eso despertó las sospechas de todo el mundo.

Pese a todo, Bartolín se mantenía firme en su versión de los hechos. Aunque al final se demostró que todo había sido un montaje del propio Bartolomé, que tuvo que abandonar la política y pagar una multa por simulación de secuestro.

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