2018 fue el año en el que nuestros mayores empezaron a reclamar unas pensiones dignas. Cada luz, bajo la lluvia o el sol, cientos de pensionistas se empezaron a juntar para elevar su grito de indignación. La protesta la inició una carta que recibieron del Gobierno de Rajoy informándoles de la subida de ese año. "Fue una tomadura de pelo de la ministra de Trabajo de entonces, Fátima Báñez", destaca Ángel Fernández, de la plataforma 'Pensionistas Bizkaia', que afirma que fue "un freno en la subida de las pensiones que se llevaba acumulando años atrás".

Y es que las pensiones más altas permanecían congeladas desde 2011 y las mínimas no superaban los 700 euros al mes. "mientras bajan las pensiones suben la vida, hay personas que han tenido que elegir entre comer o medicarse", señala Fernández sobre "un drama encubierto del que nadie quiere hablar": "Hay gente que se mete en su cama las 18 para no pasar fríos"