En febrero de 2002 Eduardo Madina tenía 26 años y era el secretario general de las juventudes socialistas de Euskadi. A las 8.20h de la mañana como cada día se dirigía a su centro de trabajo y cuando apenas faltaban 200 metros para llegar una bomba lapa adosada a su vehículo con medio kilo de dinamita estalló dañándole las piernas, las manos y en el corazón.

El atentado tuvo lugar el mismo día que los partidos del Pacto Antiterrorista se reunían para debatir como aislar a Batasuna en Euskadi, El departamento de Interior atribuyo la autoría al comando Vizcaya.

La bomba truncó su carrera de jugador de voleybol profesional. En esos días recibió el homenaje de sus compañero y de miles de jóvenes vascos que se manifestaron bajo el lema que el propio Madina había elegido: "No hay más patria que la humanidad".

Dos meses después del atentado reapareció públicamente y visiblemente emocionado: "Estoy bien, me encuentro fuerte y tengo el corazón templado y emocionado como podéis ver".

El atentado de ETA cambió para siempre la vida de Eduardo Madina. El juicio tuvo lugar cuatro años después del atentado y el tribunal condenó a los terroristas Iker Olabarrieta y Asier Arzalluz a 20 años de cárcel y Eduardo Madina fue indemnizado por el atentado que sufrió.