En 2014 nació una nueva formación política que estaba dispuesta a revolucionar el tablero de juego democrático: Podemos. Sus fundadores procedían mayoritariamente del ámbito universitario y el activismo social. Todos eran desconocidos entonces, a excepción de Pablo Iglesias que en el último año había adquirido cierta fama en los platós de televisión.

Las elecciones europeas iban a celebrarse ese año y Podemos vio la oportunidad perfecta para testar el tirón en las urnas de su cara más visible: la de iglesias. La contienda por los escaños europeos animó a Albert Rivera a presentar también a su partido a nivel nacional. Ciudadans. Y también se subió al carro electoral Vox, partido surgido a finales de 2013, como escisión del ala más radical del PP. Vox no consiguió representación, Ciudadans obtuvo 2 diputados y Podemos 5. La victoria moral de aquella jornada fue suya.

El bipartidismo volvió a ganar, pero se quedó por el camino una cuarta parte de su electorado en una campaña que estuvo marcada, entre otras cosas, por el comentario machista de Miguel Arias Cañete a Elena Valenciano. Pero los votantes no castigaron al candidato del PP por ese tipo de expresiones y auparon a su partido al primer puesto en las elecciones. Por otro lado, en el PSOE el pésimo resultado provocó la dimisión de Rubalcaba como secretario General. El Psoe convocó un Congreso Extraordinario para elegir a su nuevo líder. Se presentaron tres candidatos: Edu Madina, José Antonio Pérez Tapias y Pedro Sánchez, quien, contra todo pronóstico, ganó esas primarias.