"Al principio eran todo bulos y leyendas", cuenta José Antonio López, director del laboratorio de neurovirología de la UAM a Boris Izaguirre acerca de la gran epidemia de peste negra que arrasó Europa y se cebó especialmente con los habitantes de la Península Ibérica en 1348.

"Ten en cuenta que no solamente no se sabía de dónde venía la peste, sino que incluso tampoco se sabía nada de la gripe. El nombre técnico oficial de la gripe es 'influenza' porque se pensaban que eran influencias. Algo que estaba en el aire y en los astros. Que ya en Italia el término de 'influencia' era que te atacaba algo que estaba... De alguna forma, algo divino, algo que estaba fuera de la capacidad humana de controlarlo. Por lo tanto, se rezaba mucho", cuenta el experto. "En muchos casos se pensaba que si tenías la peste es porque algo habías hecho".

En Madrid, la peste acabó con el 40 o el 50% de la población. "¿Se cerraron fronteras en las ciudades, se tomaron medidas parecidas a las que nosotros hemos vivido con el confinamiento?", pregunta el presentador de 'Desmontando'. "Sí. Incluso se ponían unos pivotes, como a una milla de los pueblos, donde ya las personas no podían salir de ahí y tenían que ir a esa milla a recoger los víveres".

En otro brote de peste, en el año 1649, en Madrid llegó a estar prohibido que entraran personas dentro de sus fronteras procedentes de ciertos lugares del reino y de los reinos cercanos. "Salió una real orden donde se prohibía que ningún sevillano, gaditano, de Jerez de la Frontera y de pueblos de Andalucía pudieran entrar en Madrid, bajo pena de muerte, no para los que entraran de fuera, sino para aquellos que dieran cobijo a alguien que viniera de la zona apestada, claro".

La magia de la recreación digital de 'Desmontando' nos transporta hasta esa época en la que las puertas de entrada se cerraba para evitar que llegase la peste. "Como dato curioso, donde hoy paseamos por una de las zonas comerciales más relevantes y visitadas de la capital, la plaza de Callao, en época de peste, contaba con una pequeña puerta, el Postigo de San Martín. Era uno de los puntos de cierre de la población y los que quedaban fuera de la puerta solo podían mirarla. Ante el riesgo de contagio, se impedía el paso de todos aquellos de los que se pudiera sospechar que tenían la enfermedad, salvaguardando así la salud de los que se quedaban dentro de la cerca que rodeaba a Madrid", explica la voz en off de Anabel Alonso.